Siempre de niño he soñado en grande. Mi madre siempre me cuenta un relato que el día de mi graduación de pre-kinder (yo ni sé si ya tenía el uso de la razón) mi maestra se acercó a mami y le dijo que yo vivo la vida con demasiada prisa. Mi sueño principal desde ser pequeño hasta high school era estudiar en los Estados Unidos. Ese deseo contradecía violentamente con mi pasión por ser borinqueño y ser amante del reggaeton. Soy de escuela privada, un guaynabito, pero mi papá hizo todo lo posible para que la música de aquí corriera por mis venas. Todavía guardamos el vídeo de yo cantando “Vamo A Portarnos Mal” de Calle 13 a los cuatro años.
Recuerdo escuchar “Pa Que Retozen” o “Déjale Caer To El Peso” antes de los exámenes en la elemental. Ya para la intermedia, necesitaba “Quítate Tú Pa Ponerme Yo” para prepararme para cualquier cosa que me produciera ansiedad. Cuando no tenía con quién hablar, Hector el Father, Lavoe, Voltio, Tego, Bad Bunny me acompañaban. Todos estuvieron ahí en mi primer desamor, mis grandes triunfos, y ahora cuando me mudé a Georgia Tech para estudiar negocios.
Entre los mil recortes al presupuesto de la Universidad de Puerto Rico, la corrupción que nunca quiere cesar y deseo de encontrar nuevas perspectivas, me fui de mi Isla. Dejé a la mejor familia que pudiera haber pedido, unas mil memorias, y mi pasión por mi bandera. Para hacer mi decisión, mis padres me compraron una vela para orarle al santo Maelo. Ahora en Atlanta, ningún restaurante me pone reggaeton, no existe chinchorreo, el frío lo que da ganas es de quedarse en casita y todavía no encuentro un lugar que me haga el arroz con habichuelas que tanto anhelo. Ahora en enero, finalmente publiqué mi primer artículo para una revista estudiantil, hablando sobre mi puertoriqueñidad. Ese amor por Puerto Rico solo lo he podido compartir con mis amigos a través de llamadas Facetime y mensajes de Instagram.
Y salió el nuevo disco de Bad Bunny. Este disco mezcla salsa, plena y le mete unos cuantos códigos de la vieja. EoO samplea “Perreo Baby” de “The Godfather”. Lo que le pasó a Hawaii refleja nuestra situación colonial y casi me van las lágrimas cuando la pongo. DtMF me pone a reflexionar en esas mismas personas por las que ahora formo parte de la diáspora y por los que lucho día a día: mis hermanos, mis padres, mis abuelas, tíos y esos amigos que no tienen el privilegio que tengo yo. Este disco es un testimonio de miles de nosotros en la diáspora al amor que sentimos por nuestra Isla.
Benito Martínez Ocasio también me ha enseñado como ser puertoriqueño en la diáspora. Mientras escribo esto, quizás sigue filmando Happy Gilmore 2. Ha visitado Monaco, vivido en LA y NYC y ha hecho tours en todos los rincones del mundo. Aún con todo este éxito mundial, sigue viniendo a las San Se, votando en la Isla, haciendo un impacto con la fundación Good Bunny y siendo un ejemplo para todos los puertoriqueños con la pasión que demuestra.
El nuevo disco de Bad Bunny, y el reggaeton, plasma una memoria en los millones de boricuas que se tuvieron que ir de la Isla pero harían lo que sea por volver. Entre las elecciones recientes, salir en las noticias nacionales por otro maldito apagón y un reguero de asuntos que sufre mi Isla, lo que ha atado mi pasión y mi orgullo ha sido la música de PR. Como dijo Corretjer, sin duda alguna, yo sería boricua aunque naciera en la luna…
Comments